Por Beatriz Vignoli
En el siglo XIX los muertos se comunicaban con los vivos a
través del código morse; eran los famosos rappers,
los espíritus golpeadores. Silvia Castro fue a Puelches a buscar a un poeta
muerto, pero a la vez muy vivo, que manda mensajes, que era telegrafista, y
quizás no sólo por eso, manda mensajes en código morse. Al comienzo de uno de
sus poemas, Bustriazo Ortiz le dice “yo soy la Morsa” en código morse, una
especie de chiste –morsa/morse– , y un juego con una canción de los
Beatles, en un lugar adonde ella va a
buscar la leyenda, el mito, el fantasma, el espíritu, la huella, el aliento
póstumo de Bustriazo Ortiz. Es un lugar que ella describe así, a través de las
voces de las mujeres que lo habitan, las pocas personas que lo habitan, un
lugar donde ahora no se ve, porque la luz no la deja ver.
Ahora no se ve, porque
la luz no la deja ver.
Un lugar donde una de estas mujeres despide un olor que hace más espeso lo visible.
Este lugar es el desierto, este lugar fue nombrado así a
partir del genocidio que perpetró el exterminio de los pueblos originarios, que
Silvia Castro va a buscar y encuentra, así como va a buscar y encuentra el
espíritu de BO, que como buen espíritu, se comunica en código morse.
Los poetas que Silvia Castro convoca, invoca, además de BO,
son los poetas del rock, son los poetas con los quienes nuestra generación
creció, entonces ese “yo soy la Morsa”, también alude a una canción de los
Beatles que John Lennon decía – bueno, yo discuto con Lennon en la cita que vos
ponés ahí, porque John Lennon dice “yo quiero hacer una canción que no tenga
absolutamente ningún sentido” y la canción “I am the Walrus” empieza diciendo
“I am he”, el primer verso dice “I am he”, y “I am he”, si hay una frase que
tiene sentido en el universo es “I am he”, porque “I am He”, es una traducción
libre al inglés de “Aham Brahmashmi” esos mantras en sánscrito que recitaban
los rishis, los sabios salvajes de la India que decían “Yo soy eso”. Yo soy
eso, ese mantra, el Yo-soy-eso, expresa, en una brevísima frase, la identidad
entre lo humano y lo divino, la idea del Advaita, que en sánscrito quiere decir
“No dos”, no dualidad. Decir no dualidad no es lo mismo que decir unidad. Decir
no dualidad es decir que lo divino y lo humano son uno, no hay realmente una
distancia, entonces la canción lo que después se convierte en la canción más
absurda del mundo empieza diciendo “I am He”, y de alguna manera también en
esta búsqueda, en este viaje del que da
testimonio SC en su libro, que es un viaje a través de lo contingente y de lo
azaroso, es un viaje que está guiado y
piloteado y timoneado de una manera muy certera por algo que ya se encontró
antes de salir a buscarlo.
El libro tiene dos partes, una en prosa y otra en verso. La parte en
verso está compuesta de tres poemas que me parecen maravillosos donde Silvia
recupera para la poesía, y esto es muy importante en este tiempo, recupera para
la poesía un espíritu vanguardista. El juego de la vanguardia, el juego con la
palabra, el juego con el sonido, el
juego con la música, el juego con el
absurdo, con las palabras inventadas, incluso hasta tomadas de la
publicidad. Hay como una especie de chiste, porque como Bustriazo Ortiz tomaba
ginebra, y tomaba ginebra Bols, y eso es parte del mito del poeta, que dejó en
esa región donde vivió, Silvia toma la publicidad de la ginebra Bols, que decía
“¿Quiere tener smowing? Tome ginebra Bols”, y la palabra smowing era una
palabra inventada por los publicistas, que de alguna manera estaban operando
como poetas vanguardistas, porque la vanguardia histórica, en poesía, también
juega con los neologismos.
Entonces, ¿qué va a
buscar Silvia a Puelches, con la excusa de hallar el alma de un poeta muerto?
Va a recuperar la vanguardia, trae para la poesía el nombre de Bustriazo, el
nombre de Puelches, trae para la poesía de nuevo la invención de la vanguardia,
la creación de la vanguardia, el proyecto estético de la vanguardia, y con
mucha solvencia y hermosura y elegancia lo pone en el libro a contar, esto que
ella cuenta antes de ir a verlo. Los poemas son como proféticos, narran el
paisaje antes de ir a buscarlo y después ella va a buscar el paisaje y escribe
un texto en prosa que es muy hermoso también a su manera, de otra manera, un texto que tiene un tempo,
que tiene una cadencia muy amable, muy serena,
a diferencia de los poemas que son estallidos, son pirotecnia
vanguardista, el texto en prosa es muy amable con el propio tiempo, con el
tiempo de estas personas del lugar y la hospitalidad de estas mujeres, y va
entrando como muy pausadamente con ese tempo cadencioso en este estar que dura
una semana santa, son muy pocos días de ese habitar el desierto, habitar ese
espacio donde la luz oculta, la luz tapa,
la luz no deja ver eso que hemos ido a ver y a escuchar, esa música que
solamente se puede encontrar en medio
del silencio del desierto.
Del Otro Lado Libros, Santa Fe, 27 de abril de 2023
(audio completo en este enlace)
SC
- Si, es un diario de viaje, posterior a la escritura de poemas, que salieron
antes en este libro anterior, que se llama Puelches. Me dijeron, dale, sacá la
crónica de cómo escribiste este libro, y para hacerlo, un fotógrafo de por ahí
cerca, de La Pampa, me ofreció acompañarme y sacar unas fotos él, con lo cual
el libro también tiene ilustraciones, tiene las fotos que sacó él con una
rolleiflex –como la de Vivian Maier-. Fue una aventura muy copada…
BV
- El fotógrafo Jimmy Rodríguez. Y hay un prólogo, también. Hay varios autores
acá.
SC
– Jimmy es el autor de los mejores retratos de Juan Carlos Bustriazo Ortiz. Lo
fotografió sin saber que era un poeta muy famoso, lo hizo solamente porque era
el hijo de una de las mejores hinchas de All Boys que tenía el pueblo. Era todo
un personaje la mamá de Bustriazo, una fanática del fútbol que se agarraba de
los alambrados y gritaba como loca.
BV
– Era más famosa la hincha de fútbol que el poeta. Y después hay un prólogo
también, que el autor es Sergio de Matteo, un estudioso de la obra…
SC
– Si, es así como un buceador en la obra de Bustriazo, que estaba prácticamente
inédita y ahora se va progresivamente sacando a la luz.
BV
– Y después hay otras fotos que no están en el libro, que son las que vos
sacaste y que una sólo puede imaginar a partir del diario. Ahí hay material
para un futuro libro.
SC
– Si, es un libro eterno, es una experiencia eterna. No sé cómo es que va a seguir eso, pero todo el
mundo me demanda que haga algo con esas fotos que yo narré pero no están siendo
mostradas aún.
BV
– Y no la quiero spoilear, pero hay una Silvia Castro que nunca apareció, una
homónima tuya de la que todo el tiempo te hablan y nunca te la presentan.
SC
– Ahora puedo leer ese pedacito, está en el comienzo y en el final del Diario.
Son cuatro días, es una semana santa que pasé allá, en la casa de hospedaje de
una ex monja, que me estuvo evangelizando durante los tres días –yo no soy
creyente- y, bueno, pasaron muchas cosas del orden de lo sagrado, pero… mejor
leer. Voy a leer algunos pedacitos de la crónica…
BV
– Leé el Smowing, leé el Smowing.
Roberto
Malatesta - Esa propaganda la hacía el
Loco Gatti
BV
- ¿Quién? ¿El Loco Gatti? ¿Quiere tener Smowing?
RM – El Loco Gatti. Pateaba la pelota de su arco y hacía el gol en el otro. Me acuerdo, yo debo haber tenido siete, ocho años.
SC
– Datazo. Tenía que ser un campeón (Malatesta es hincha de Colón de Santa Fé)
SC
(lee) – “Desde hace muchos años, paso por Puelches en colectivo, en mis viajes
entre Buenos Aires y Río Negro. He tomado fotos desde el camino, casi siempre
está atardeciendo o es noche cerrada. Por lo general las fotos salen movidas,
borrosas, y apenas dan cuenta de ese pueblo de quinientos habitantes del cual
dicen que es el centro geográfico del país. Hace unos días busco un teléfono y
llamo: ¿Residencial Juanita? Si, ella habla. Le pregunto por el alojamiento, y
ahí nomás ya me está contando cosas. Quedamos en que voy para allá el viernes y
me quedo hasta el domingo, me hace precio y me pregunta mi nombre. Acá también
hay una Silvia Castro, me dice, te la voy a presentar.”
SC
– Y después vienen tres días de crónica. Cuando termina, estamos esperando que
algún micro nos lleve, a mí y a todo un grupo de salesianos que estaba ahí por
esa semana santa, eran todos jóvenes, con
quienes vivo diversas aventuras. Es un lugar donde no hay una terminal,
estábamos esperando que nos vieran en la ruta, que nos paren los micros, con
unas linternas. Así concluye la crónica
SC
(lee) – “Conociendo las costumbres de los choferes, pongo a mano mi linterna.
Se viene una noche larga de frío e incertidumbre. Cuando termino de armar todas
mis cosas, salgo y está Juana afuera para llevarme a la estación de servicio.
Cuando llegamos, nos sentamos en el 24 horas a arreglar nuestras cuentas de
alojamiento, nos sacamos una foto juntas y nos despedimos. El final del viaje
está signado por la linterna. Ella marcará cuándo se detienen y cuándo no los
micros. De pie en la ruta con los misioneros yendo y viniendo al 24 horas, por
café, por chocolate, por aburrimiento. Todos demorados y arreglando por
teléfono con nuestros destinos aquello que no lograremos hacer a tiempo mañana.
Terminamos de enterarnos en esta espera, de nuestras vidas, preguntamos,
respondemos, seguimos sin parecernos gran cosa, pero la helada nos mantiene
unidos. Se acercan un par de nenes de la barrileteada, que se escaparon de la
casa para despedirse, los retamos, les damos cariños y los mandamos a dormir.
Cada luz nueva en la ruta es una corrida a la banquina para hacer señas. La
mayoría pasa de largo. Apostamos quién se va a ir antes, y quién se va a
quedar. Temo que se acaben las pilas de la linterna. Recién dos horas más tarde
logro subirme al transporte El Valle que me llevará a destino tarde y mal, pero
feliz. Justo al lado de mi colectivo se detiene el de los misioneros. Nos vemos
en Retiro, me dicen. Mientras me acomodo con la mochila en el asiento, me
pregunto quién será esa Silvia Castro que nadie recordó presentarme. Cierro los
ojos, y me duermo profundamente.”
SC
– Y ahora voy a leer un pedacito de La
Morsa y el Smowing. La Morsa
tiene un acápite de Bustriazo Ortiz que en Morse dice: “Yo soy la Morsa”. Y
aquel texto al que se refiere Beatriz,
con el que no está de acuerdo, es una nota final que dice:
“En
el acápite inicial, un Bustriazo imaginario envía pulsos eléctricos en código
Morse que dicen Yo soy la Morsa, en alusión a I’ m the wallrus, de John Lennon.
´”Lo de la «morsa» es como un sueño; las letras no significan casi nada. La
gente extrae un montón de conclusiones y es de lo más absurdo”, decía Lennon de
esa canción, que deliberadamente compuso con el fin de lograr la letra más
indescifrable y confusa que se hubiera escrito nunca, para enloquecer a quienes
buscaban desentrañar en sus canciones significados ocultos.”
La Morsa
-.--
--- / ... --- -.-- / .-.. .- / -- --- .-. ... .-
Juan
Carlos Bustriazo Ortiz
ortografía
dudosa
la
del ir y venir
las
morsas del Salado
aprietan
los colmillos
yo
soy la Morsa
dicen
escribo
como me hundo
yo
soy ella
como
usted es
también
Desaguadero
es
ella
como
usted
la
que martilla el agua
mientras
la piedra canta
como
usted
como
el pájaro
posado
como
usted
sobre
su propio pico
El Smowing
ya
flotan palos
cuando
abre la valija
y
saca el vaso
el
platillo encandila
al
que cuenta las gotas
acá
se flota con prudencia
advierten
no
es pa’ menos
ahí
va otra más
iluminala
el
avenido levanta la tapa
le
dispara
la
gota cae en el vaso
es
la primera
de
la segunda gota
hacen
ginebra
con
la tercera gota
ya
son tantos
que
Juan apaga pa’ que dure
y
ceba
*
tantalita
no llores
que
se acaba
la
sed de tu acidito
enebristado
de
tus condenamientos somos hilos
que
bajan a beber
como
ganado
tantalita
te pierdo apenas sida
apenitas
olor
te
estás quedando
no
cosas en tu canto
tantalita
hundile
tu agujita
a
tu ojalado
*
lanceló
le
increpan
déale
en la punta
cuantimenos
qué
tanto va el tántalo a la fuente
Juan
qué
tanto
acá
le hacemos
equipaje
de mano si le cabe
si
le quepe en la luz
recienllegado
lanceló
de su ginebra
Juan
que
no se diga
agua
va
sin
la valija
Juan
sin
la linterna
*
los
perros amuchados de la seca
enfilan
hacia abajo
y
más abajo
los
hombres devenidos caballeros
dejan
pasar al agua
va
ladrando
taladra
tantalita desabrida
lo
que se bebe va llevando el rastro
las
cantimploras
lloran
de vacías
juntar
es para oficio de lo quieto
cantar
en el camino es para el río
los
hombres van riendo para adentro
como
acidito en ancas
como
un frío
que
cala hasta la seca
su
ladrido
*
la
gomería es un lugar sagrado
donde
las ánimas soplan por el dedo
pulgar
el haciarriba de los vientos
hacia
abajo se sopla cuando Juan
les
lanza el haz de luz de su ginebra
enebro
ventilado en el infierno
y
en el invierno cose lo que enhebra
la
muda la hachecita que lo corta
en
dos en cala y seca lo decide
el
Piedra Juan dibuja lo que escribe
y
desdibuja Juan en la retorta
lo
que rueda en la rueda es hielo seco
la
helada hace crisol y sólo puede
partir
el hueso hueco que sucede
cuando
el agua en el cielo hace su eco
*
la
llave no
la
llave no me gusta
dame
la bols
ese
piolet de mano
las
piedras que no tienen cerradura
se
abren como las gomas
apretando
metiendo
la cuchara por la punta
tirando
para afuera en el costado
la
llanta está enterita
mirá
contuvo
el aire
se
ve que no respira pobrecita
desde
que la luz mala
tantalita
del
agua te sacó
y
a tu agua vamos
*
tomá
la bols
dame
la mía
hay
que tener smowing
Juan
Bustriazo
la
piedra canta
Piedrajuan
huesolita
on the rocks
a
brida suelta
es
insignificante lo que cuenta
si
lo que flota es tu significado
La publicidad de Ginebra Bols, con Hugo Orlando Gatti
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