Los espacios vacíos (inédito)

 Algunos poemas del libro:


Gol de mujer

 

No se quita lo que sobra.

No esculpís.

No son los gritos del mármol,

las puteadas del cincel,

las piñas del alma.

 

Hacer un gol como quien comete un crimen.

 

Con esa libertad que se oculta a la familia,

con el desorden de la urgencia,

con la precisión del último aliento.


 

Tetas de Dios


 

La hermosura es un producto lácteo.

Para que no duela la mandás adentro del top

y arriba la camiseta.

 

Lo que se corporiza como anticuerpo

lo ataja al vuelo la musiquita del dron.

 

Vamos a tener las defensas tan altas

que el peligro será caerse de ellas.

 

Tiro libre.

 

La arquera es una reja de hielo en la calor.


 

Las revoluciones se producen en los callejones sin salida

 


Alguien llegaba en un camioncito

con un hipocampo gigante.

La cabeza apoyada sobre la cabina

la cola rebotando en los baches.

 

Tenemos prohibido respirar fuera del pasto

o dejárnoslo crecer.

La superficie pulida ante todo.

 

Primero las muertas, después las demás.

 

Eso sí

que al pasarles la mano por la curvatura

se aprecie el gajo hexagonal,

la costura apretada, la tensión del cuero.

 

Potrancas de la mar, sabrosuras.

Un hedor que les llena

la platea de gestos.


 

Chonguita


 

El problema

no estaba en mi cuerpo

ni en el aire.

 

Me amigué con mi carne

y la trepé

al alambre tejido.

 

El problema no estaba en la cancha

ni en la hinchada.

 

Varios metros arriba

tres filas de alambre de púas

tampoco eran el problema.


 

Cebollitas

 


Baja por una montaña rusa invisible

una muñeca rusa invisible.

 

La última capa de la cebolla familiar,

la que nos hace llorar a todas.


 

Insoportable levedad

 


Detrás de la línea de aerosol evanescente

preparamos el salto

con los ojos en orden.

 

Una de nosotras queda atrás

por si la pelota va a ras de tierra.

 

Nuestra fibra pesa poco.

No sabemos bien aún

si un kg de mujer

rueda mejor o peor

que un kg de hombre.

 

En la barrera

todas las camisetas son iguales.

 

Los números se pegan a la espalda

y desaparecen.


 

Cintura

 


Casi todo lo nuestro se dirime

fuera de la ley.

 

Ir a quejarse es la roja.

Siempre.

 

El juego es lo único que nos queda.

 

El juego

nunca deja de jugar.


 

La quinta pata

 

La pelota piensa por vos.

Los pies escriben más rápido

que la cabeza.

 

Cuando pateen el corner

una parte del poema se irá afuera

y la otra será gol.


 

Si se va afuera es cosa nuestra

 

 

Romper la ventana romper bolsa.

Romperla.

 

La primera pelota fue Pulpo.

De goma a rayas rojas y blancas.

Rojo ladrillo.

 

El vidrio nunca aprendió a atajar,

deja pasar a todas.

 

Mejor no hacer caso, correr

y que no importe lo que diga el dueño.

 

Lo que nos sale de adentro es cosa nuestra.


 

Televisadas

 

 

En el último tercio de la cancha

jugamos en línea

perfiladas para correr.

 

La cantidad de gol que lleva un gol

se va trazando letra por letra.

 

Prendé el celular que ésta es de peligro

y hay más urgencia en las chicas

que en la cabeza de los camarógrafos.

 

Los goles nos hablan porque su ser es lingüístico.

Pero andá a contar cómo fue que pudo entrar.

 

No podés.

 

Todo lo que pasó queda fuera del encuadre.




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