El
tendal
me estoy tocando
digo al aire
me estoy tocando
a ver si estoy
todavía no es la muerte
pero escucho
los golpes que pega en la ropa
al otro lado
el cuerpo responde
por todo lo hueco
pasa el Salado
los ojos se secan
como los caracoles
desierto blanco
sin lágrimas
lagañas de yuyo
no sé donde termina el viento
el río llega hasta acá
sal de la casa
me dice
las antenas se disuelven
en el aire caliente
borrosa y sin voz
la corriente
cabe en una cuchara
como los peces
sólo recuerdo
la mitad de lo que vi
la mitad de lo que viste
una línea de tiza
alrededor de la memoria
sujeto con alfileres
el papel de molde
al desplegar la tela
no me olvido de dejar
un margen
para la costura
siete años de encierro
con agua de piedra
en las cuencas
los Nihuiles
rompen los espejos
en las paredes del agua
los rostros desaparecen
como las liebres
Curacó
río sin párpados
un agua viva que no ve
enhebro con los labios
el ojo de la aguja
la lengua sostiene el hilo de agua
succiono
ya está adentro
colgada de un filamento
la carne transparente
suelta el canto rodado
remato en un nudo el remolino
la albúmina rodea
la yema del dedo
la primera puntada
rompe el corazón
todo el ardor
se concentra en la tijera
se concentra en la tijera
sus ojales buscan asirse
a los dedos que me sirven
unas piedras movedizas
suben y bajan
la palanca del filo
en el centro
el perno
permanece quieto
sólo necesito
un punto de apoyo
el pedal de la máquina
no para de moverse
y bombear en vacío
daña el mecanismo
daña el mecanismo
río inmóvil
salvo mis cuatro dedos
y el pulgar
al bies
tomo
la tela de la mano
corto
por donde va el hilo
y es otra la caída
y es otra la caída
le hice poner
una turbina a la Singer
una luz
para ver de cerca
y un acelerador
para decirte
pará
que el río no corre
que el río no corre
comienza lento
la tela
trastabilla en los cascos
después apura un poco el andar
cuando termina
va desbocada
remonta río arriba
un caballo mal domado
con las riendas al aire
las manos arrugando la tela
la puntada apretada
la aguja subiendo y bajando
en el metal vacío
en el metal vacío
si lo llamo
Chadileuvú
tampoco viene
el agua muda de pueblo
viaja sólo
con lo puesto
lo que flota contra el cielo
deja el tendal
la tierra está cerca
la tierra está cerca
las cortinas
se llenan de tierra
lo que queda por saber de geografía
agita las telas
como si ellas pudieran aquí
coser para afuera
lo que el viento trae
telegrafistas con hilos
por las ventanas entran y salen
por las ventanas entran y salen
las agujas de los años
en el centro de la tierra
estamos hechas a nuestro orificio
los días contados
como puntos
es importante
que no se vea la costura
que no se vea la costura
ser prolijo al mirar
no titubear
en la entrada y salida
la ruta por ejemplo
se lleva alguno cada tanto
para qué andar cruzando
pudiendo quedarse
del lado del hilván
del revés se trabaja
lo que no regresa
vuelven al ruedo
los colectivos
con un dedal de agua
el tanque se llena andando
ahí donde se paran los ríos
exhaustos
se viaja de pie y tomado del caño
la aguja que empuña el norte
lleva y trae gente
cosida y descosida
cosida y descosida
toco
tierra
me
arrodillo
y
salgo afuera
el tendal sigue torneando
las mujeres cosen
las formas del hombre
que cuelgan de la ropa
el balde
como los hijos
se lleva en la cintura
la cuerda compone en la roldana
la música de fondo
me
estoy tocando
canta la tijera
me
estoy tocando
canta la piedra
me
estoy tocando
canta el papel
canta el papel
La gomería
no recordamos el nombre
sólo
que
era curvo y cabía en la mitad
de
una goma de tractor
en la
otra mitad
decía
Gomería
el tiempo pasa por el caucho
borrando huellas
en el asfalto quedan
superpuestos
los dibujos caídos
el agua tampoco tiene forma de saber
el camino desemboca
en el camino
el camino desenfunda y tira
como un buey obediente
como un cowboy
a ambos lados de la ley
herrumbre del cielo
sobre los restos
las ruedas boqueando
invisibles
los colectivos
de línea alguna vez
se dan vuelta en su cama de fierro
salmones de lomo seco
en el fin del recorrido
un sueño ganado en pie
que interrumpen
los ronquidos de la ruta
en el mundo de la alineación y el balanceo
el peso se coloca
del lado opuesto al viento
un engranaje
de goma recapada
lleva la carga
el auxilio va detrás
con los tubos
estamos en el centro de la tierra
la falta de aire se desplaza
por la falta de aire
la gomería repara en tiempo real
la pampa no puede respirar
fuera del agua
rota sobre dos semiejes
demasiado profunda la seca
para una vuelta entera
a la mitad
uno se rinde
quedamos en veremos
el paisaje entubado
ensancha los pulmones
el peso sólo permite el giro en U
parte del trato que la tierra da
a quien le mide el aire
un
silencio
entre
dos banquinas
rueda
en la molienda
el
aroma de la velocidad
se
despide a medida
que
la vida pasa
en la
doble línea amarilla
los
morteros ahuecan el ala
un
útero desquiciado
extenso
infinito
en el
espesor del hueso
germina
el neumático
el
vaivén traza
sobre
el destino
el
surco
un
zigzag
igual
al peso del volumen
de caucho
desplazado
un
rayo que parte un espejismo
unidos
por la fuerza horizontal de la ruta
los extremos
no se tocan
se
miran del revés
para
volver sobre lo andado
un
cartel de desvío
aguarda
al fondo
del
giro de la rueda
una
capa
ni
muy gruesa
ni
muy fina
el
espesor justo de la vida útil
lo da
ese movimiento
el
caucho rebota
para
que no se pegue
se
pasa la mano plana
por
todo el interior
mejor
dejar que leve
mientras
la forma obedece
una
vez en la ruta
el
aire no perdona
la
foto detiene el cuentakilómetros
la
chica de Good Year
abandona
la pared
cubierta
apenas
con
dos parches negros
ningún
agujero es de este mundo
por
eso los clavos
a la
larga
la
dejan caer
el
afiche pesa más que la herrumbre
como
los pechos con la edad
el
almanaque del buen año
orejea
por los bordes
ella
no es de este mundo
como
tampoco lo es
el
agujero en la cámara
en la
batea
respira
el exceso
corcovea
hasta entregarse
como
una ballena
en la gomería
los mates circulan
por orden de edad
la llave en cruz
cierra el círculo
y abre la rueda
lejos hay más
con flores de plástico
el recién llegado
cae
y se prende en la ronda
El aljibe
el día queda largo
se pisa al caminar
la roldana recoge
los pasos de los hombres
detrás de la tela
rota
en el dobladillo
el itinerario pendiente
todo duerme
salvo los pies oscuros
del aljibe
la tierra se abre sólo
si le damos cuerda
cuando el descenso
vuelve en sí
ya no tenemos ojos
para habitarlo
también las linternas
al llegar
tenían el hambre
del que todavía ve
la tortuga que bebe la gravedad
purifica el horizonte
entre el animal y su curvatura
la distancia más grande
es el vendaje
una línea de profundidad
disuelve las paredes del interior
los hombres
embalsaman la caída
los nudos de la tela se sueltan
en un centro que desaparece
las manos y los pies
son los límites del mundo
un animal de cuatro patas
suspendido
en su propio diámetro
arriba y abajo
sólo paños fríos
el infinito y sus párpados
devueltos a la noche
una cicatriz que cierra
lo que nunca debió atravesarse
Sal de la casa
un
Torino respira a través del costillar cromado
la
nave madre suspendida
y la
pregunta del millón
¿cómo
flotan los escombros?
con
el pasto crecido en el motor
el
pecho escarado le silba
buscando
un dueño perdido
la
franela en el hombro
el
líquido lustrador
reflejos
que se ha llevado el óxido
uno
más en la chatarra espacial
el
cordobés sigue rumiando
X284397
la
respuesta se demora en la parrilla
las
vocales se alargan
en el
cinturón de asteroides
pasa
la luz de los años luz
pasa
y rompe los faroles
la
garrapata es la mejor amiga del viento
se
entierra en los pozos de aire
y
va a dar
a
la ropa del animal
cuando
se sueña desnudo
flota
en la superficie
colgando
de su broche
las
patas pierden sustentación
sólo
rascan para afuera
el
amo es la tracción a sangre
lleva
y trae en su pelaje
el
palo podrido del amor
suspendido
en la tierra
succiona
sin testigos
el
agua tira de las puntas del mantel
caen
los retratos con los cuadros
a
los cuadros azules vuelven los botes
vacíos
de rostros
sobre
los blancos se apoya
la
única posibilidad del flamenco
la
foto aérea
el
tumulto de patas
la
mesa servida
en
el cielo la historia se repite cada vez
que
el ave lleva el peso
el
hambre sigue un rastro de migas
de
una orilla a la otra se desplaza
el
alimento entre las plumas
la
vida color de rosa
ese
espejismo que nunca vuela
llegó el miedo
hasta hoy
los ruidos eran invisibles
algo muerde por dentro
y no son los huesos
un manto negro
busca la salida
hasta hoy
los ruidos eran invisibles
algo muerde por dentro
y no son los huesos
un manto negro
busca la salida
la que se
estuvo muriendo toda la vida
limpia lo que nadie
se atrevió a ensuciar
dicen que está en un grito
pero abrimos el grito y no está
tampoco está en su membrana rota
la que limpia no vino hoy
dejó el grito vacío
las
cabras ramonean los cables caídos
las
antenas llevan y traen
el
fruto de su vientre
en
el medio de la pampa
las
estatuas vivientes del amor
cuidan
la pantalla que hierve
rebalsa
y
desaparece
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