Arte poética
Mis derechos de autor se acaban en la superficie del
agua.
Ella se escurre.
Lo que queda del texto retratado:
música de cámara.
La fotografía no existe,
es mujer muerta de parto,
y la poesía es su réquiem.
Del Taj Mahal,
la piscina que lo duplica, su sonido.
Y la niebla, que empaña la lente.
Fotos en escala
la bruja que barre las líneas de
Nazca
sabe que el mal de altura
no es esa paja que vuela
sino la tierra
que nunca se acaba
La pieza que falta
el rey pierde el color en las baldosas
entre el cartón y
la madera
su atuendo
su atuendo
es la bruma del hambre
sus pasos retroceden en la escala de grises
el rey está hueco
la última verdad
no es la realidad
la única risa
señala el dedo tuerto
la pieza que falta
la que ríe mejor
no es la realidad
la única risa
señala el dedo tuerto
la pieza que falta
la que ríe mejor
Fotos de cartón
I
no domina el cartón
el pliegue se vuelve
hay una anguila doblando un cartón
la caja está llena
afuera de la caja se guarda lo
demás
lo que está ciego
lo que deja del cartón es
lo que se puede doblar
II
pisa el hueco del tetra y lo
levanta
el estruendo queda atrás
no cabe dentro del carro
el sonido del cartón
sólo se propaga en el vacío
III
se lleva a sí mismo
en lo que da de comer
el peso neto
y el peso escurrido de la leche
el té del hijo de la merienda
residuos de la tarde
saquitos por si llueve
un castillo de cartas
para la cena
y un pedazo de mujer
para mojar
Fotos del río
I
en el filo del hacha asoman
las patas cortas de la profundidad
una red de madera flota
y se sumerge
para tomar del agua
su respiración
de un cabello del río
penden los palafitos
peces de madera
con su ropa tendida
techos del río
donde se apoyan
los humos del hombre
II
no nacemos con el mismo agua que
morimos
las hachas comen con sal
la confianza del árbol
ahora que perdimos la inocencia
sus valvas abiertas nos cubren
es preciso remontar
río arriba
el brillo del metal
el filo es nuestra carta de
navegación
sólo la lluvia devuelve al agua
lo que es del agua
III
el río no crece con agua limpia
la noche
borra toda diferencia
estoy pensando en los cardos
de noche
todos los gatos son cardos
el cardo no hace sombra
rueda como un río
delante del hogar
pero el hogar es transitorio
somos del agua
nuestros afluentes van a dar
a la cuenca del ojo
un felino que se estira
entre el pasado y el sueño
ahora mismo
miro tu mano tirando cardos al fuego
todavía falta una eternidad
o varias
para llegar al delta
la tierra se ovilla en las manos
del agua
los náufragos evitan los botes de
la despedida
un río se devuelve como se encontró
lleno de gatos mojados
Fotos del mar
I
las dunas cubren las copas de los
árboles
no hay estaciones si el tiempo se
detiene
en una hoja cabe el mundo
el sonido de una lágrima en el mar
baja por el vidrio hasta la arena
II
las hojas se quiebran antes o
después de caer
los años no ven por dónde caminan
un crujido en la hojarasca detona
el paisaje
un hueco en el ala del desierto
un estruendo en blanco y negro
el zapato del cielo se llena al
caminar
las huellas pesan como un diluvio
III
una fotografía a imagen y semejanza
del vacío que crea
los huesos del viento la sostienen
negativos tallados en madera de
barco
tablas curvas donde el cielo se
desliza
Timón
I
no un mascarón de proa
un timón
poderoso
sumergido
inútil
sin su barco
como todo lo puesto de lado
según el rumbo
visible
sólo en dique seco
II
el agua se oculta en el filo
el crimen perfecto
es el arma que se diluye
III
la vista desde un timón
un sin sentido
el mar
un pájaro en su ala
el destino
una jaula de madera
IV
no hay peor ciego que un fiel
los platos se deslizan por la escora
nuestro reino es el vaivén
el peso del hambre
en el ojo de palo
V
una melodía a medias
lo que acuna una balanza
para pegar un ojo
debajo del parche
ella nos toca de oído
nos toca de canto
somos tuertos de la mano
demasiada melodía
para un ojo solo
VI
la vista se pierde en el mar
a babor
el ojo sano
a estribor
la oscuridad
a babor
lo vivido
a estribor
lo que queda por vivir
un carajo
el castigo
por lo visto
es el presente
Muralla
cuando los chinos
inventaron la fotografía
aún no existía el papel
tomaron en sus manos la Muralla
la pulieron
e hicieron de ella un espejo del
mundo
lo que vieron fue la muerte
su faena uniforme y puesta en
abismo
los fragmentos de la vida
perpetuada en portarretratos
sus soldados en fila
la arcilla de la amalgama
el espacio entre viñetas
su propio dibujo
por primera vez
empequeñecido
la cámara oscura de cada torre
los caídos
en pleno ejercicio de la apariencia
el universo había dejado de ser
infinito
su fotografía
no
Luz en fuga
la cadena tensa el cristal
donde se miran los ángeles
para poner la luz de espaldas
le han entrado astillas a la celebración
en el paño que borra las huellas
quedan las plumas
vueltas del revés en el ramaje
transparente
las alas de los que no tienen
espejo
se despliegan en el mueble de las
copas
cada brindis despide partículas de
canto celestial
sonoros bosques de cristal tallado
el sensor de la puerta del mueble
trabaja el tiempo
la luz en la madera
espía cada día con mayor precisión
Bache
de hamaca
I
en el nido del tiempo
la hamaca es el huevo
¿pero quién fue primero
el hombre
o el niño?
el barro comienza por los pies
se amasa en el bache
un eslabón perdido
entre el cielo y la tierra
la erosión del vuelo
es la punta del péndulo
a medida que el barro
corta los dientes
el bache aumenta de tamaño
ahí donde no se hace pie
flota la madera
la hamaca es el huevo
¿pero quién fue primero
el hombre
o el niño?
el barro comienza por los pies
se amasa en el bache
un eslabón perdido
entre el cielo y la tierra
la erosión del vuelo
es la punta del péndulo
a medida que el barro
corta los dientes
el bache aumenta de tamaño
ahí donde no se hace pie
flota la madera
II
el niño suelta el pestillo
y
la tierra pierde peso
entre la pluma y el plomo
cae la huella
la rodilla pelada deja ver
el rezo del pájaro
el vuelo
deja un rastro sonoro
una lesión del aire
en el chirrido de los goznes
las manos sostienen
la cadena de oración
entre el azar y el ruego
hay que soltar amarras
III
el charco muestra al niño del revés
su ascenso es su caída
el agua no toca
madera sin pies
el pichón practica la patada
que va del aire
al padre
es necesario dar la espalda
para aumentar el impulso
la lluvia hace el resto
desde el bache se ve
de la suerte
lo que apoya
Laica
yo tengo una perra con un solo ojo
como la de Cartier Bresson
ella no captura el instante
sino la mitad
como la de Cartier Bresson
ella no captura el instante
sino la mitad
por ejemplo
tus manos en alto
se vuelven una sola
se vuelven una sola
que muestra la palma
yo te apunto con mi Laica.
ella le ladra al futuro que pasa por tu mano
es un viaje del azar que no se detiene con Dios
tu mano se ha vuelto inmortal
y yo vivo en la mitad de tu vida
estás detenido en el espacio
Laica te mira a través de la burbuja de vidrio
yo te apunto con mi Laica.
ella le ladra al futuro que pasa por tu mano
es un viaje del azar que no se detiene con Dios
tu mano se ha vuelto inmortal
y yo vivo en la mitad de tu vida
estás detenido en el espacio
Laica te mira a través de la burbuja de vidrio
vamos a casa
te dice
no todos los perros van al cielo
la burbuja brilla como la aureola de un santo
pero es sólo casualidad
no se puede rezar con una mano sola
no todos los perros van al cielo
la burbuja brilla como la aureola de un santo
pero es sólo casualidad
no se puede rezar con una mano sola
I'm looking through you
el pato silvestre escucha a través
de sus patas
el lado b de tu reflejo
su pico de vinilo gira en falso
el ave no cierra por la boca
los patos temen la duplicación
por eso les ha sido otorgado el
vuelo
que los separa de lo abominable
del infierno
ese caserío invertido
el animal se hunde en la altura
cuando tu pluma se posa
sobre el papel y escribe
el
mundo es redondo y gira
en
el ruido blanco de la repetición
el pato retorna de su viaje
ha dado una vuelta completa al
mundo
la pluma demora su caída
la música espera que el ruido
cambie de color
el agua es transparente
la intimidad es invisible a los
ojos
el agua ha sido sorprendida en su
desnudez
por suerte los patos
oportunamente
le cubren los pudores
algunas fachadas del caserío
quedan ocultas tras las plumas
la vida acuática transcurre detrás
de las ventanas
un pato gigante se ha posado en el
alféizar
el pico toca tu vidrio recién
lavado
brilla
puede ver a través de tus ojos
pero no sabe hablar
las aves del lado b conocen el
revés de tu mirada
los giros que dan las manos que
limpian los cristales
el agua desciende de la torsión del
trapo
secuelas del mundo
restos de la erosión
en la superficie pulida
se quita lo que sobra
los patos beben de las esquirlas de
lo real
y flotan para la sed
el agua es inocente
su reflejo, no
el agua es una película muda
sólo las patas de la música
animan la velada
Caterpillar
“el otro lado del yo es la poesía"
Miguel Situ Rojas. Presidente
del Chen Lhin Club de Chepén
los niños en edad
de florecer
mueven las
vértebras de tela
el jugo de limón
acelera el ritmo
y cocina a fuego
lento sus pasos de pez
son ojos de dragón los que posan
las cámaras toman
la curva
una línea anfibia,
morocha y lacia
en el interior de
los bambúes
el público se
reclina como los pescadores
la pieza es
demasiado ficticia para una sola toma
caterpillar deberían
llamar a estos animales
cuyo vientre
alberga lo mejor de la juventud
caterpillar como ese
vehículo cuyas ruedas
se cambian con la
ayuda de máquinas
y por lo menos diez
personas
los flashes
iluminan el salto
a través de la
ranura ocular
pasan los dragones
de Chepén
el nonagenario
líder del Chen Lhin Club
abandona su
nirvana presidencial
somos mucho más que
diez
levanta la vista y
arroja a la multitud
los granos del Este
que trajo la lluvia
hasta el norte de
Perú
la escritura muda
los climas de la tinta
con un grano de
arroz en un casillero
dos en el siguiente
y así hasta acabar
contamos las líneas
que restan
las palabras crecen
de abajo hacia arriba
y al otro lado del
mundo es al revés
las nubes ocultan
las líneas de Nazca
un pescador vivió
para contarlas
como quien cuenta
chinos en un plato de arroz
Isondú
I
en su panteón de Recoleta
Emma Nicolay de Caprile está fuera
de plano
sentado en la falda de Emma
un niño sostiene un libro y baja la
vista
falta un dedo en la mano posada en
su hombro
ese dedo señala el rastro de las
primeras letras
la lengua muerta del libro asciende
Emma duerme en su guardapolvo de
mármol
su lengua no
estoy tomando una fotografía en
latín
la lengua madre sale movida
los vándalos del mármol van y
vienen
lo que importa es la iluminación
el niño se deja lamer por la
segunda lengua
de la segunda madre
Emma detiene mi disparo con el
muñón del índice
en la fotografía
el tiempo sostiene un dedo en alto
silencio
las papilas gustativas de la luz
unen la eme con la a
la eme con la a
una dulce cadena
en el sentido de las agujas
miro la hora
la lengua se cierra sobre el niño
una espiral ascendente
enhebra las letras que faltan
el niño repite:
mamá
la lengua no sale en la foto
detrás de la reja suenan las
campanas del Pilar
ya son las cuatro
mater
repite el niño
cuenta campanadas sin recreos
y señala
con mi dedo
la salida
II
Luis Ibarra vive en Constitución
pero nació en Misiones
mirá , Luis
mirá la luz
decía su abuela en guaraní
el día que aprendió a cazar
su mano infalible por la costanera
guardaba en un frasco la luz que
iba y venía
entre carpas y compañeros
hacele agujeritos
le pedí
para que respire
mientras le sacaba fotos
la tapa del frasco reflejaba
el vientre metálico de otro DC10
de los tantos que zumbaban
entre el río y la costa
no hace falta ya va a ver
ya va a ver cuando amanezca
esa noche no dormimos
cada tanto iba a mirar frasco y
niño
con toda la luz en el interior
el sol abría y cerraba
sus branquias bajo el agua
al amanecer perdimos la tapa de la
lente
en la cámara indefensa
la transparencia giraba en los
huecos del aire
con toda la luz que se fue por el
niño
III
Emma y su cuerpo entero en la portada del libro
ahora sí
dentro del encuadre
esta fotografía no me pertenece
tampoco el índice
ahora todos bajamos la vista
el niño
Emma
el índice y yo
el libro nos convoca:
o mbokua kua kuera michĩ kuera
en la página sesenta y cinco
la luciérnaga irrumpe en manos de una niña
que no encuentra a su muñeca
Mirá, Yassí, si Rorro viera este Isondú
cómo abriría los ojos
¿Por qué no me traes a Rorro, enano?
el Yassí Yateré
sólo trae niñas a la selva
muñecas no
Lía yace en su camita de isipós
Rorro, unos metros más allá
¡Oh, adorable muñequita! pálida de miedo
pero tenía el valor de señalar con su manecita sin dedos
el camino rojo rubí que llevaba al raptor
unos pasos se detienen junto al enano
ha llegado la madre con el frasco
hacele agujeritos
dice el niño
que ya aprendió a leer
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