Habita la Muerte entre los dedos del fuego bailarina cálida crepitando su canción de cuna En el ojo vertical de una llama instala ella su pupila azul y nos concede una tregua
Por eso nos quedamos inmóviles ante el fuego
Como un embrión que abre los ojos en el vientre como un gato desconcertado ante el espejo Un sol cegado por sí mismo a mediodía un niño ebrio que contempla a sus abuelos apareándose en un acuario
(Hermoso fuego el que retrataste, y mejor aun, me hiciste acordar a este texto de mi amiga Yenny Paredes, que te comparto...)
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VÉRTIGO
Habita la Muerte
entre los dedos del fuego
bailarina cálida
crepitando su canción de cuna
En el ojo vertical de una llama
instala ella su pupila azul
y nos concede una tregua
Por eso nos quedamos
inmóviles ante el fuego
Como un embrión que abre
los ojos en el vientre
como un gato desconcertado
ante el espejo
Un sol cegado por sí mismo
a mediodía
un niño ebrio
que contempla a sus abuelos
apareándose en un acuario
(Hermoso fuego el que retrataste, y mejor aun, me hiciste acordar a este texto de mi amiga Yenny Paredes, que te comparto...)
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