Pisagua


Se llega por una ruta difícil pero hermosa, con constante peligro de desmoronamientos y paisajes lunares. Pisagua es una caleta de agua turquesa y precipicios. Desde lo alto se aprecian los restos de la estación de ferrocarriles que recibía pasajeros y carga desde y hacia las oficinas salitreras. También un hospital, un teatro, casas de estilo neoclásico entre el mar y el desierto, y algunos cañones que custodian la población, antes peruana y luego chilena. La Torre Reloj de Pisagua fue construida en el 1887, en honor a los muertos de la Guerra del Pacífico. Los restos de los fallecidos fueron colocados en la base en un osario.



Nunca llueve. Antiguamente el agua potable se llevaba en barco desde Arica. El tamarugo es el único vegetal que resiste el clima extremo y vive, como los pobladores actuales, de las reservas de agua subterráneas.
Colonia penal desde 1910, fue lugar de concentración de militantes perseguidos por la Ley de Defensa de la Democracia o Ley Maldita. La cárcel de Pisagua y barracas cercanas fueron escenario de la furia represiva de la dictadura militar de Pinochet.


Recientemente fue elegida como la posibilidad de que Bolivia tuviera por fin su salida al mar, proyecto que no prosperó. Toda esa región es una frontera móvil, un límite entre la nada y la nada. El silencio es lo que más abunda, como sucede en todos los países en los que aún queda mucho por decir.
Mi libro es producto de la experiencia de ir a ese lugar y respirar ese silencio.

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