Acerca de La Selva Fría / La construcción de la katana




Acerca de La selva fría, de Silvia Castro (Ediciones en danza, 2006)




la tierra alcanza su punto de hervor (LSF, pág. 71)

Conocí a Silvia Castro, en agosto de 2007, durante el Encuentro de Escritores Patagónicos de Puerto Madryn. Fueron apenas unos tres minutos de charla, que alcanzaron para simpatizar mutuamente y para que Silvia me regalara un ejemplar de su libro La selva fría. Semanas después del Encuentro abrí el libro por primera vez. Y ya nada volvió a ser igual para mí. Transcribo parte de la carta que envié a Silvia bajo los efectos de una conmoción que todavía estoy lejos de entender:
“Dejé de leer y me dediqué un rato a tratar de percibir lo que sentía. Los síntomas son físicos. Y la imagen del síntoma es ésta: un dedo recorriendo lentamente la membrana de mis órganos internos. El epitelio de las tripas. La sensación de placer (de belleza) es muy intensa, pero también el miedo, porque no sé cuando el dedo se va a convertir en uña y va a empezar a cortar.”
Un año después, el lingüista español José María Areta escribe sobre La Selva fría desde Seúl, Corea:
“Me llena siempre de una quietud que no es calma, sino tensión subyacente, como la imagen del castor que cita en otro lugar de su libro: rasguños, surcos, heridas todas. En resumen: pérdida y cicatrices del dolor.”
Y Juan Carlos Moisés, para la misma época, desde Sarmiento, Chubut:
El libro también puede ser leído como un grito o una advertencia. Pero siempre “tirando de las bridas de la luz”, para volver claro lo oscuro, para hacer de lo oscuro, lucidez.

un tratado de mil hojas / para los días de lluvia (LSF, pág. 92)

Dolor, pérdida, cicatrices, luz que se encabrita al tirar de las riendas: por aquí pasó una espada.
¿Pero qué clase de espada corta y cicatriza al mismo tiempo? Porque ése es el efecto final: las palabras, comprimidas hasta sacarles filo, hieren, mientras la belleza, implicada en la misma operación, cauteriza.
La tenacidad con que Silvia Castro trabaja el lenguaje sólo me resulta comparable a la paciente metalurgia empleada en la construcción de la katana japonesa: durante un mes se cuece el hierro mezclado con madera de pino. Acero y carbón. Lo duro y lo blando expuestos a un fuego extremo. Se elige lo mejor de la masa informe. Se le da forma de ladrillo al rojo vivo. Se corta y se pliega. Se martilla. Se corta y se pliega. Se martilla otra vez. Una buena katana se pliega y se martilla unas ocho o diez veces. El resultado es una hoja compuesta por otras cuatro mil hojas infinitesimales. Lo que hace impecable al filo es la yuxtaposición de lo duro y lo blando exigidos hasta el extremo.

somos sagrados (LSF, pág. 18)

Una vieja leyenda japonesa: un daimio, un señor feudal, debe decidir si comprar katanas al maestro Masamune o a Muramasa, su discípulo, de índole muy violenta. La prueba es en un río. Sumergen la hoja de Muramasa, el discípulo, a contracorriente. La espada corta limpiamente en dos las hojas secas que trae el río. Sumergen la espada de Musamune: las hojas se desvían, intactas. El daimio elige las espadas de Masamune, el maestro, el pacífico forjador.

me corto / como el Limay con la piedra (LSF, pág. 27)

La conciencia del río que sabe que, después del filo de las piedras, seguirá siendo río imparable. Y que allá está el mar.


Bruno Di Benedetto
Puerto Madryn
Septiembre de 2009

4 comentarios:

maritza dijo...

primera cosa: envidia xq no he podido conocer a silvia personalmente. Segunda cosa: me gusta enormemente lo que provoca su poesia. Tercera cosa: me gusta terriblemente esta nota. Abrazos a la maravillosa provocadora.

Silvia Castro dijo...

Cuánta generosidad, Maritza. Todo es tan circunspecto en estos tiempos que la honestidad y la alegría se celebran doblemente cuando suceden. Abrazo fuerte!

iris giménez dijo...

cuánta pasión transmite Bruno que transmite tu poesía. da gusto leerte y leer lo que él dice de ella y de vos, y de las dos. se siente la piel.
besos
pd. a ver si la próxima ves que nos vemos, hacemos bulla...

Silvia Castro dijo...

Hagamos, hagamos, y si nos demoramos, tenemos pronto las Conversas en Roca.
Gracias, Iris "de La Luna con Canilla"! je je Abrazo