El último organito


Pascual Miralles Alberola - Fotógrafo minutero

Lo único que soporto, que me gusta, que me es familiar cuando me fotografían es el ruido del aparato. Para mí, el órgano del Fotógrafo no es el ojo (que me aterra), es el dedo: lo que va ligado al disparador del objetivo, al deslizarse metálico de las placas (en los casos en que el aparato consta todavía de ellas). Gusto de esos ruidos mecánicos de una manera casi voluptuosa, como si, en la fotografía, fuesen aquello –y nada más que aquello- a lo que mi deseo se aferra, rompiendo con su breve chasquido la capa mortífera de la Pose.
Para mí el ruido del Tiempo no es triste: me gustan las campanas, los relojes... –y recuerdo que originalmente el material fotográfico utilizaba las técnicas de ebanistería y de la mecánica de precisión: los aparatos, en el fondo, eran relojes para ser contemplados y quizás alguien de muy antiguo en mí oye todavía en el aparato fotográfico el ruido viviente de la madera.

Roland Barthes. La cámara lúcida. p. 44

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