Lo visible fugaz

“...Después de unas pocas horas de andar en moto por el campo, sentimos que no sólo hemos dejado atrás los pueblos y las villas que hemos atravesado. Hemos dejado atrás ciertas restricciones que nos son familiares. Nos sentimos menos terrestres que cuando partimos.
Supongamos que en ese momento nos detenemos, paramos el motor, nos quitamos el casco, estiramos la espalda y el cuello y damos unos pasos por el camino, hacia un bosque o un campo. Miramos a nuestro alrededor. Nos hemos detenido, eso hace que el lugar sea especial.
Ese lugar no se confunde con los otros a los que se asemeja. Estamos provisionalmente cara a cara con aquello que nos ha arrastrado. Estamos cara a cara con aquello hacia donde hemos apuntado.”

Y es con la vista que en principio llegamos a la meta. Si intentamos girar y llegar “allí”, debemos mirar “allí”, fijar la vista “allí”, y entonces el cuerpo y la moto nos acompañan. No se conduce con los brazos ni con el torso, sino fijando la vista. (Si fijamos la vista en algo que queremos evitar, lo arrollaremos) Nuestra “mirada” nos guía, pero al mismo tiempo es como si aquello que miramos nos atrajera, nos arrastrara.

John Berger. “¿A cuánto va?”

No hay comentarios: