Por Santiago Alassia
Después de leer Pisagua es esto lo que flota:
yo fui una vez un turista mareado
que llegaba a un museo perdido junto al mar
veía pedazos de chatarra cunitas viejas
una lata inocente
cosas que apenas de refilón dejaban entrar algo de luz
en el sótano de sus nombres como fantasmas
imposibles de olvidar
había un sol que agarraba permanente
quemaba el poco trazo de imágenes que no
terminaban de llegar
se quedaban quietitas en el borde
como cáscara
carozo triturado
granos de arena pura
allá la nitidez no puede ser
hay cosas tan rotundas en su ofrecerse al ojo
que se nublan solas se velan a sí mismas
yo llegué y quise ver pero nada
consentía en reflejarse
sin embargo he presentido una serie de cosas irrespirables
fui a chocar de frente contra el paredón de una escritura seca
cómo me he cortado los dedos con esquirlas
de un vidrio general con el que nunca supe cómo
estaba ya cortado todo adentro
y así siempre cada vez que fui a leer
a través de algo que siempre estaba roto
qué puedo tener de esa tierra la más árida del mundo
si yo pudiera ver limpio en un segundo
sé muy bien me quedaría parado muerto
y puede alguien decir que nunca estuvo?
adentro de una historia pesada una casa insostenible?
alguien que quizás
ahora no recuerde?
pero las cosas que no se pueden respirar
vuelven como un mar nunca escuchado
cómo es leer un pedazo de caliche?
te pasarías la vida buscando una ranura
un caminito de aire
un ojo con el que respirar
volver a ver volver a abrirse
paso con el ojo
entre filosas paredes que todo lo rodean
quién puede acá sentarse y oír música?
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